El mundo al revés

16 abril 2008

Por David Fischman. Ingeniero*

Imagine un mundo donde el Estado es dueño de todo: casas, autos, bodegas, hoteles, incluso de los puestos ambulantes. Imagine un mundo donde las personas reciben un sueldo de diez dólares al mes para alimentar y vestir a su familia. Imagine un mundo donde las propinas que los extranjeros otorgan son mayores al salario de un mes. Imagine un mundo donde las personas pueden estudiar gratuitamente en la universidad, pero luego no reciben un salario mejor que el de personas sin preparación. Imagine un mundo donde la salud es gratuita, pero donde los hospitales no tienen medicinas. Si ese mundo existiera, sería el mundo al revés. Este mundo existe y se llama Cuba.

Recientemente viajé a Cuba para dictar una conferencia y conversar con cubanos para intentar entender su peculiar sistema de vida. Un cubano no profesional gana diez dólares al mes y recibe una canasta familiar que contiene todo lo que, supuestamente, necesita para vivir. Pero la canasta es mínima y no dura todo el mes. Los pobladores compran lo que les falta en el mercado negro, donde se consigue de todo: aceite, granos y pasta de dientes, entre otros artículos, pero a un precio igual o mayor que en otros países. ¿De dónde viene el mercado negro? El mercado negro se alimenta de los robos que hacen los mismos cubanos al sistema. Por ejemplo, una persona que trabaja en una ferretería (estatal) logra robar una lata de pintura y la vende. O un taxista roba un galón de gasolina del auto (estatal) que maneja, y luego lo vende.

Como el Estado prohíbe el emprendimiento en la isla, los mismos cubanos tienen que ser emprendedores robando y rompiendo sus valores para sobrevivir.

Uno de mis amigos conoció a un taxista que era físico nuclear, quien a pesar de su preparación trabajaba de taxista. Su explicación nos sorprendió. Un taxista de turismo en Cuba gana diez dólares al mes, pero puede recibir cien dólares al mes en propinas de turistas. Se convierte en uno de los mejores sueldos pagados de la isla, considerando que un médico recibe un sueldo de treinta dólares al mes.

Recientemente, Raúl Castro levantó algunas prohibiciones. Ahora todos pueden hospedarse en hoteles, comprar electrodomésticos y hasta motos. ¿Pero quién en Cuba puede comprarse una moto que cuesta 900 dólares? Cuba, a pesar de ser una sociedad comunista donde no existen diferencias, presenta grandes diferencias. Los cubanos que reciben divisas de sus familiares de otros países pueden vivir bien en la isla, pueden comprar los alimentos y artefactos que su familia requiere. Por otro lado, los que no tienen a nadie afuera tienen que sobrevivir, literalmente.

Le pregunté a un taxista: "Si viniera un nuevo gobernante a la isla, ¿qué le gustaría que cambiara?" Su respuesta fue: "Nada. Tengo mi familia, el amor de mis hijos, me puedo dedicar a ellos, mal que bien tengo comida y una casa. No necesito nada más". Le pregunté, "¿Y no le gustaría tener más libertad para elegir la vida que desea tener, para recibir un salario decente y poder comprarse lo que quiera, para poder decir lo que piensa sin temor, para viajar a donde quiera?" Pero él me respondió: "Señor, tengo 37 años, nací en la revolución y nunca he conocido la libertad".

Ante esta tragedia, existe esperanza. El ego de Fidel jamás le hubiese permitido cambiar y evidenciar que estuvo equivocado en su lucha contra el mundo por 50 años. Sin embargo, Raúl Castro, el nuevo dictador, no tiene su ego comprometido en la revolución y desea mejorar la calidad de vida de la isla. Esperemos que tenga el coraje de cambiar este mundo al revés.

* UPC



Fuente: Elcomercio.com.pe