Sobre bullshit y commodities

05 abril 2008

“El problema inflacionario”, escribe el profesor Renzo Jiménez, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en una carta al diario Gestión, “se exacerba cada vez más”. Continúa diciendo: “A diferencia de épocas pasadas, en el Perú esta vez el problema no es el exceso de soles, sino el exceso de dólares. Debido a problemas internos de los Estados Unidos, su banco central está y seguirá inundando de dólares el mundo. Esta es la razón —sentencia el profesor— por la que los precios en dólares en todo el mundo vienen y seguirán subiendo, y por esta misma razón el tipo de cambio del dólar frente a las demás monedas viene y seguirá cayendo”. [25/marzo/2008, pág. 30]

“Bullshit” es una de esas palabras que, en el idioma de Shakespeare, relaciona con exactitud la significación del vocablo con su característica fonética. Curiosamente, en castellano no existe una equivalencia lingüística que logre captar la esencia de esta gran expresión. En algunos diccionarios se traduce como ‘tonterías’, o ‘sandeces’, y hasta ‘gilipolleces’. Y no se va más allá. Pero bullshit es mucho más: trasciende lo escatológico y metafísico, y denota todas aquellas afirmaciones que son incorrectas, engañosas o abiertamente falsas.

Gran parte del ‘problema inflacionario’ en el Perú —aseguran algunos aficionados al comentario que pasa por económico y que se reduce a transcribir lo que otros dicen— es importado. ¿Conque así es? Curioso: lo mismo dicen en Chile, en Estados Unidos, en China, en Vietnam, en Argentina, en Venezuela, en Bolivia, en Bora Bora, en Burkina Fasso… Pero si en todos lados la inflación es importada, ¿qué país la está exportando?

En el Perú, el aumento en el nivel de precios se ve reflejado en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el cual tiene un componente “interno” (con una ponderación de 88% en el total) y uno “importado” (un 12% del IPC total). Pues bien, según datos que se pueden encontrar en la página web del centralísimo Banco Central de Reserva del Perú (BCR), en los últimos cuatro años un 80% del aumento en el nivel de precios se debe al IPC interno. Sí, interno. Es decir, sólo un 20% es importado. La inflación es, pues, local —como en el resto de países—. Dicen bullshit quienes por no investigar se convierten en caja de resonancia de las dobleces del BCR.

También se aduce que los precios de los commodities suben y suben y suben porque el dólar cae, cae y sigue cayendo. A esto alude el profesor Jiménez cuando asevera que “los precios en dólares en todo el mundo vienen y seguirán subiendo”. Pero de enero del 2005 a marzo del 2006, el índice del dólar, que establece una relación cambiaria entre esta moneda y las cotizaciones ponderadas de las monedas de los principales socios comerciales de los Estados Unidos, se apreció en un 15%, y eso no impidió que aumente el precio del oro y del petróleo en un 50%. Si hay una relación inversa entre la fortaleza del dólar y el precio de los commodities, ¿qué hizo que ésta se quiebre? Sobre eso deberían teorizar los supremos analistas. Una vez más: This is bullshit!

En los últimos años, los precios de los commodities han estado aumentando en relación a todas (sí, todas) las monedas del mundo. Esto es consecuencia del decreciente poder adquisitivo de éstas, el cual, a su vez, se debe al hecho de que los bancos centrales están haciendo un creciente uso y abuso del poder monopólico que sobre la creación de dinero tienen (poder, por cierto, que bajo el patrón oro era limitado —algo que Keynes nunca toleró, y de ahí que considerara al oro una “reliquia barbárica”—). Pues bien, en los últimos catorce meses, el índice Reuters-CRB, que agrupa a diecisiete commodities (todos con igual ponderación), aumentó 40% en dólares, 14% en euros, y 15% en yenes. En relación al oro, sin embargo, este índice no se ha movido, no ha ganado ni perdido su valor. Ello confirma que son las monedas las que van por el despeñadero. And that’s not bullshit!


Charles Philbrook, Economia & mercado