Politica sin Romanticismos

07 noviembre 2007

Sí les parezco demasiado pesimista a corto plazo, y demasiado optimista a largo plazo… consideren que quizás esté siendo simplemente realista… y que nunca ha importado cuantas batallas se pierdan, siempre que se gane la guerra.

Luego de leer y releer todos los artículos del proyecto de reforma constitucional que se inició en Venezuela con la propuesta del Presidente la República y Supremo Caudillo del socialismo en Venezuela, más los que agregó de su cuenta la Asamblea Nacional de 99.9% de diputados del partido del dicho caudillo supremo socialista… me dedico a contrastar la reforma con la bicha vigente, en su por demás socialista estado actual, y concluyo que se trata simplemente de tres vueltas de tuerca para apretar la transición a un socialismo más radical:

1. La primera vuelta de tuerca, y la más importante en mi opinión, es el enorme retroceso formal en materia de derechos humanos, hacia el tipo de arbitrariedades que consagraba la Constitución del 1961, con la que quienes mandaban podían suspender indefinidamente garantías constitucionales cuando desearan… y para muestra está el botón de la suspensión de la garantía económica por casi 30 años en una constitución que apenas llegó a los 40.

2. La segunda es el abrogarse el Estado el derecho de ocupar propiedad expropiada antes de un sentencia judicial firme –cosa que se ha hecho abusivamente, pero que ahora se podrá hacer legalmente– aún cuando estén vigentes la garantías.

3. La tercera es “nominalista” pero el nominalismo, aunque lo parezca, no es inocuo en un gobierno socialista. En denominar socialista al Estado y sus instituciones, así como el inventarse que las formas de organización conocidas de la propiedad plural no son formas de ejercer la propiedad privada contractualmente, sino “nuevas” formas de propiedad, lo que nos dice es que se instituirá una Ideología de Estado Oficial de carácter más o menos obligatorio.

¿Qué significa todo ello junto en el contexto de la Venezuela de Hoy?... pues una escalada de violencia represiva, ni más ni menos –De hecho ya estamos viendo los síntomas en la calle– Escalada que incluye desde la represión creciente por medio de policías y militares contra las manifestaciones de calle, además del uso del poder judicial como legitimador de aquello, hasta la represión por medio de la autoridad fiscal, cambiaria y en general regulatoria a los enemigos del poder… grandes negocios para la oligarquía roja rojita, que ya hace caravanas partidistas en camionetas y motos de súper lujo, y pobreza creciente para unas mayorías cada día más dependientes de la limosna de un clientelismo político masivo e institucionalizado que se torna cada vez más su única y escasa esperanza a falta de un discurso político opuesto.

¿Eso se detendrá votando NO? Me gustaría responder afirmativamente sin la menor duda, pero cuando veo a una parte numéricamente no despreciable del viejo socialismo opositor, como es histórico partido Acción Democrática, en la misma línea abstencionista y seudo insurreccional de otros grupos muchísimo menores que aquél partido, aún en su debilitado estado actual, por una parte. Mientras por la otra veo a los políticos que impulsan en el NO completamente carentes de propuestas alternativas serias, incapaces de oponerse radicalmente al socialismo –que en el fondo comparten como ideología con el que manda ahora, al igual que los seudo insurrectos– me temo que ni una ni otra oposición logrará parar la reforma… por el simple hecho de que una y otra tendrán seguidores.
¿Hay una tercera opción? Sin duda, pero hoy aún no tengo la certeza personal que sea la correcta en las actuales circunstancias. En otro distinto y distante punto: ver al ciudadano General retirado Baduel, chavecista de primera línea, dando una rueda de prensa contra la reforma, más que alegrarme me preocupa… Ustedes disculparán pero lo de Arias no se me olvidará jamás –aunque no lo apoyé– y menos deberían olvidarlo quienes si lo apoyaron. Y aún suponiendo que éste sea mucho más honesto y honorable que aquél, no me cabe duda es que Baduel cree firmemente el proyecto socialista que se plasma en la Constitución vigente… a él le preocupa el “contenido” político del socialismo al que nos dirigimos… a mi que ningún socialismo tiene más contenido real que la pobreza creciente.
Nos tocaron malos tiempos, y serán peores… pero hay una luz al final del túnel, porque si algo podemos tener claro es que así como el socialismo –en cualquiera de sus formatos– es intrínsecamente inviable y termina por colapsarse a sí mismo… aún sin ayuda. No es menos cierto que la generalizada y grosera corrupción que fuera uno de los síntomas del principio del fin del totalitario socialismo soviético, acompaña al socialismo del siglo XXI venezolano desde de su nacimiento como un cáncer generalizado.
Sería extraordinario que éste año se cerrase con una derrota electoral del gobierno socialista en su proyecto de reforma, pero aunque creo que quienes desconfían de esta reforma esta vez si son en realidad la mayoría de los votantes, no veo claro que eso sea hoy suficiente hoy para que… como prometía el último de la lista de fracasados líderes del socialismo opositor, el inefable Gobernador Rosales, “ganen y cobren”. Y si no lo veo claro para lo primero, por la simple existencia de un abstencionismo que me temo sea nuevamente más numeroso entre quienes pudieran votar, NO que entre quienes pudieran votar SI… mucho menos para lo segundo.
Pero lo más importante es que ni ganándola ni perdiéndola será esta la “batalla final” que de perderse significaría que el Socialismo del Siglo XXI empezará la imparable construcción de un “Reich” de mil años… ningún poder socialista dura demasiado… y menos uno que se apoya en boligarcas que andan en Hummer y Audi. Así que aunque es necesario recordar mientras todo se obscurece a nuestro alrededor, que hay que mantener y acrecentar la luz de una esperanza por un futuro mejor, de real prosperidad